El concierto que Lucero realizó en el país vecino a fines del 2015 y reunió a cientos de fans de toda Latinoamérica.
Una vez más Lucero dejó huella en Chile y demostró por qué es La Novia de América. Y es que cientos de fans de todo el continente fueron a consentirla y a consentirse aquel 5 de diciembre de 2015 al Óvalo Sun Monticello y disfrutaron al máximo de dos horas y cuarto de un concierto lleno de condimentos.
Aunque el concierto estaba pautado para las 20:00hs, desde muy temprano comenzaron a llegar lucerinos – así es como se hacen llamar los fans de la cantante mexicana – al hotel en el que Lucero se hospedaba y en poco tiempo el lugar resultó “invadido” por la euforia, la adrenalina, la alegría y el amor de aquellos fans que cubrían el más amplio rango de edades. Y allí permanecieron, al rayo de un sol impresionante que elevaba su temperatura cada vez más y sólo cada tanto se tomaban un respiro ingresando al fresco clima del interior del hotel.
A medida que se acercaba la hora esperada, la ansiedad crecía. Bastaba con ver las caras de algunos para comprender que ya no daban más y toda esa emoción contenida debía empezar a exteriorizarse de un modo u otro. ¿Qué mejor manera de expresar lo que se siente que cantando? Ese pensamiento debe haber sido el denominador común porque, al abrirse inmediatamente las puertas para ingresar al predio, comenzaron los gritos eufóricos y, en poco tiempo más, se escucharon cantos desaforados de letras creadas por ellos para su adorada. Eran cantos “tribuneros” que salían desde lo más profundo de sus corazones, sencillos pero llenos de sentimiento. Y fueron esas canciones las que le dieron inicio a la magia. Parecía una sana competencia para ver qué país alentaba más, pero duró apenas unos minutos; enseguida se pusieron de acuerdo, aprendieron la misma canción y se unieron al grito de: Soy Lucerino, es un sentimiento, no puedo parar.
Poco tiempo fue el que debieron esperar entre el momento de acomodarse en sus asientos y la llegada de la gran estrella, quien como era de esperarse, apareció en el escenario con la más amplia y brillante sonrisa que pudo obsequiarle a su público. De inmediato el lugar se llenó de gritos, aplausos y globos. Se la notaba feliz, radiante y emocionada, verdaderamente emocionada. Levantó los brazos en señal de saludo y le dio comienzo al show cantando dos de sus más exitosos temas: Ya no y Sobreviviré, lo que provocó que el público estallara en gritos de emoción. Pero estaba claro que eso apenas era el comienzo de una gran noche para todos.
“¡Qué feliz estoy de estar aquí por fin!” fueron sus primeras palabras hacia el público y siguieron los gritos de euforia cuando la cantante iba nombrando uno a uno los países de los que provenía la gente que allí estaba (Argentina, Brasil, Ecuador, Perú, Uruguay, Venezuela, Colombia, Bolivia, México y, por supuesto, Chile).
Luego de un diálogo con los fans y de recibir unos ramos de flores, le dio paso a uno de sus temas más recientes, Quién como tú, de su último disco titulado “Aquí Estoy” en el que interpreta canciones de Ana Gabriel. Y el repertorio continuó con grandes clásicos como Veleta, Cuéntame, Electricidad, Tácticas de guerra, No me dejes ir y, los ya reconocidos y muy pedidos, Popurrí Niña y Popurrí Telenovelas, compuestos por canciones que cantaba, respectivamente, cuando era pequeña y de las grandes telenovelas en las que protagonizó, y no podía faltar Vete con ella, un clásico que sea en donde sea pone al público de cabeza.
Para el momento de cantar con Mariachis, regresó al escenario con un impecable traje charro blanco con detalles en dorado y plateado y deleitó a su público con temas como Si nos dejan, Y volveré, un popurrí de Juan Gabriel y de José Alfredo Jiménez, Tristes recuerdos, Acá entre nos, entre otros que hicieron emocionar a todos hasta llegar a al tema Llorar, el clásico de todos los clásicos.
Tanta era su alegría por estar allí haciendo lo que más le gusta y cumpliendo el sueño de muchísima gente que hasta contó, llena de humor, una anécdota en la que hacía referencia a que había olvidado su pasaporte y casi no puede viajar al país sudamericano.
Como no podía ser de otra manera, al finalizar el concierto agradeció a todos por haber ido y por estar siempre presentes en su vida, con sus discos, con sus cartas, con regalos, con mensajes de amor en las redes y, partió rumbo a su camarín. Pero, tanta fue la insistencia de su público desbordado por la alegría, que tuvo que regresar a cantar unos temas más para luego, despedirse definitivamente y dejar aquella noche en lo profundo del corazón de cada uno de los que pudieron asistir, como el mejor de los recuerdos.